
Como con la mayoría de cosas en esta vida, sólo hay que ponerse manos a la obra y, en la medida de lo posible, “dejar de poner excusas para enmascarar nuestras perezas y nuestras manías”. Y no se queda la cosa ahí: “No puede darnos grima meter la mano en la tripa de un pescado porque sale sangre, ¡todos los seres humanos somos unas bolsas andantes de vísceras y sangre!”.
Y, ahora sí, sentencia la versión más entusiasta e inconformista de Nicolau: “Basta de tonterías, vivimos ajenos a la realidad, la corporalidad y la visceralidad porque preferimos digerirlo todo a través de pantallas mientras seguimos perdiendo sensibilidad en nuestras manos por mantenerlas siempre quietas”.