“Decidí que mis sueños no eran menos importantes que los del otro progenitor. No se puede llegar a la excelencia en un oficio con tres mochilas de más a la espalda. Hay que negociar el contrato de fecundidad con la misma seriedad y el mismo rigor, incluso agresividad, si hace falta, que un contrato laboral”, asegura la cocinera catalana, autora de ‘Cocina o barbarie’.